2009/06/10

Toda una vida en Venezuela.

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Nací en caracas, Venezuela, en el año 1965.

Mis padres, Alberto y Alegría, oriundos de Melilla (provincia española en Marruecos), decidieron emigrar en busca de las "américas" de la época, esperanzados con un mejor futuro para la familia que estaban por formar y alentados por la floreciente e incipiente comunidad que se forjaba en aquel entonces en Caracas.

Mi vida transcurrió tranquila y apacible en medio de un ambiente de respeto y admiración hacia la judeidad de la época, donde ya contábamos con un colegio comunitario de corte pluralista y tradicionalista, que no ponía mucho énfasis en la formación religiosa, pero que de alguna manera contribuía a la continuidad dentro del núcleo judío.

No recuerdo haber vivido ningún episodio desagradable como judía, pues en aquel entonces el gobierno venezolano y la población simpatizaban con la naciente y creciente comunidad judía.

Todo transcurría apaciblemente, pues en realidad vivíamos un judaísmo "cómodo".

Debo reconocer que nunca me preocupé demasiado por mi identidad, pues todo estaba placidamente preestablecido; Mi colegio: Rambam, mi club: Hebraica y mi sinagoga: la de Maripérez (la misma que fue vilmente profanada hace poco tiempo atrás).

Todo transcurría apaciblemente, pues en realidad vivíamos un judaísmo "cómodo", el cual compartíamos amablemente con un pueblo hospitalario que nos recibió con las puertas abiertas, haciéndonos sentir total y completamente parte de ellos.

Los años pasaron sin demasiadas preocupaciones ni políticas, ni económicas. Terminé mi bachillerato en el colegio Rambam y sin problemas ingresé a una de las universidades del país para comenzar con mis estudios universitarios, los cuales no llegué a concluir por motivos personales. En esa época conocí al que hoy es mi marido, un muchacho que también era inmigrante de Marruecos, el cual con el tiempo se convirtió en un prominente hombre de negocios, pues esta tierra de gracia, le dio la oportunidad a él y a muchos como él, de progresar con éxito en el área laboral, pudiendo prever un mejor futuro para su familia.

Tuvimos y criamos a nuestros cuatro hijos: Moshé, Joyce, Yael y Aarón sin mayores contratiempos gracias a Dios, dentro de un ambiente de Torá, el cual se empezó a formar unos años atrás, primero con la sección Yavne del colegio Moral y Luces, y luego con la apertura del Sinai, que es donde aún sigo luchando por la educación genuinamente judía de mis hijos.

El tiempo transcurrió y hoy ya gradué a mi hijo mayor en Ieshivá University en Nueva York y mi hija mayor se acaba de casar, comenzando (por ahora) su vida aquí en Caracas.

El quehacer comunitario llenó hasta ahora mi vida con múltiples actividades pues puedo decir con orgullo total que somos una de las más bellas y mejor organizadas comunidades del mundo entero, donde el jesed y la ayuda hacia el prójimo destacan prominentemente.

La comunidad está formada principalmente por dos grandes congregaciones: la ashkenazí y la sefardí, compartimos colegio, club deportivo y social y asistencia al necesitado prioritariamente.

En lo personal, pertenezco a una institución de ayuda social llamada Keren Ezra, la cual se ocupa de llevar alimento a más de trescientas familias necesitadas económicamente dentro de nuestra comunidad.

También contamos con innumerables sinagogas, centros de estudio, carnicerías y restaurantes casher, así como mikvaot y cementerios.

Toda la compleja infraestructura comunitaria que fue forjada a través de más de 60 años de esfuerzo, hoy en día pende de un hilo.

Sin embargo, toda esta compleja infraestructura comunitaria que fue forjada a través de más de 60 años de esfuerzo, hoy en día pende de un hilo. El número de integrantes de nuestra hermosa comunidad disminuye considerablemente (éramos aproximadamente 15.000 y hoy en día prácticamente no llegamos a ser mas de 10.000, o quizás menos). Las familias se van de Venezuela ante la incertidumbre de un futuro no muy halagador en manos del "Hamán" de esta época.

Y los que aún estamos aquí en este país, donde hace algunos años vivíamos tranquilos y seguros, ahora ya tenemos dudas, pues los problemas y el futuro incierto de nuestra comunidad nos agobian, nos hacen dudar y nos preocupan en demasía. Casi todos tenemos aquí a nuestras familias, nuestros amigos, nuestro sustento y sobre todo nuestra misión, una misión que muchas veces tenemos miedo de realizar por las circunstancias que nos rodean.

Además de todo esto, nos asfixia la tremenda inseguridad que reina en las calles, la cual nos afecta directamente cada vez más, producto de las relaciones con el presidente de Irán sustentadas por este gobierno y su marcado antisemitismo cuya prueba fehaciente fue la ruptura de relaciones diplomáticas con el estado de Israel y sus nefastas consecuencias para nosotros.

La situación actual es definitivamente una prueba difícil y un trago muy amargo para nuestra comunidad.

La situación actual es definitivamente una prueba difícil y un trago muy amargo para nuestra comunidad. Por otra parte, el número de familias necesitadas aumenta día a día y los ingresos para ayudar a estas familias se reducen.

Para finales de este año escolar se espera que más de 50 familias abandonen el país, cifra que nos preocupa mucho ya que estas familias son un gran apoyo económico para nuestra comunidad. Israel por su parte ha establecido ventajas especiales para quienes hacen Aliá desde Venezuela, y así nuestros días van pasando llenos de dudas y de preocupaciones por toda esta triste situación que parece no tener fin, por lo menos no por ahora.

Sin embargo queda nuestra fe, esa emuná inquebrantable que nace de lo más profundo del alma y que nos ayuda a cumplir nuestra misión dentro de esta kehilá. Seguiremos luchando por ayudar a esta, mi comunidad, que tanto nos dio en años pasados, años felices, llenos de logros y éxitos en placida convivencia que espero alguna vez vuelvan a repetirse.

Tefilá, maasim tovim, mitzvot y estudio de Torá, mientras hayan estas cosas en Venezuela seguiremos esperando tiempos mejores, seguiremos esperando la llegada del Mashiaj para que ponga fin al exilio y nos lleve a todos directo a Israel, amén.