Ha llegado el momento de la política exterior para la administración estadounidense. Washington ha decidido abrir el diálogo con países y organizaciones consideradas terroristas, Siria, Irán, Hamas, Hezbolá y otras estructuras yihadistas menores. Si la política exterior norteamericana se retrotrae a lo conocido en la era del ex presidente Jimmy Carter todo resultara en una inútil pérdida de tiempo, especialmente con el régimen sirio y con Hezbolá. El presidente Obama pretende imprimir una nueva modalidad de negociación comenzando con el régimen sirio y con Irán. Pero veamos con que deberá lidiar Obama para lograr éxito en su intento.
El baaz sirio ha demostrado ser experto en el engaño impulsando falsas políticas de “resistencia árabe” por más de 40 años, sus consignas históricas sobre la “resistencia” (mukawama) y la "obstrucción" (mumana) son bien conocidas. A través de estas falacias ha llevado adelante su resistencia contra el Estado de Israel y por medio de la obstrucción ha boicoteado cualquier opción de paz o reconciliación y actualmente (haciendo uso de tales consignas) Siria trabaja conjuntamente con los mulás iraníes sirviéndose de grupos terroristas para abortar cualquier oportunidad para la paz en el Oriente Medio. Uno puede preguntarse que persiguen con estas dos falacias y qué ganan con ello. En realidad, el principal objetivo del régimen “no es Israel”, sino mantener sometido a su propio pueblo y gravitar negativamente en la estabilidad y la paz de los regímenes árabes regionales, esta es la razón por la que Damasco ha resistido, rechazado y obstruido todos los esfuerzos pacíficos que tuvieron por objeto, por ejemplo, recuperar las Alturas del Golán (que perdió militarmente en la guerra que descerrajó al Estado de Israel en 1967). Aunque a decir verdad, tampoco ha disparado una sola bala a los israelíes durante los últimos 36 años para recuperarlas. En lugar de ello, ha financiado y entrenado a Hezbolá, Hamas, Yihad Islámica palestina y otros grupos terroristas para que lo hagan en su lugar extendiendo así el caos y la desestabilización regional.
¿Por qué el régimen sirio resiste y obstaculiza la paz con los israelíes desde una posición ambigua de "no a la paz y no a la guerra"? La respuesta es sencilla, ello ocurre con el fin de mantenerse en el poder y justificar la opresión de su propio pueblo bajo la falsa premisa del “enemigo externo”. Así, los baasistas se sirven de estas consignas para "resistir" y "obstruir" la paz, la seguridad y la estabilidad también de su vecino Irak, facilitando corredores de armas y proporcionando apoyo a los yihadistas que se infiltran desde su territorio para asesinar civiles iraquíes y soldados americanos; secuestrar ciudadanos extranjeros, desestabilizar la seguridad y ejecutar atentados suicidas contra centros religiosos e instituciones públicas iraquíes.
La administración estadounidense deberá convencer a un régimen sirio que es responsable por la mayoría de los desmanes en la región, que abuso del pueblo palestino estimulando su resistencia y desmembrando la unidad entre sus distintas facciones políticas. Neutralizó Oslo y la Conferencia de Madrid en lo relativo la creación de un Estado palestino independiente y conspira conjuntamente con los iraníes a través de Hamas para abortar todos los esfuerzos internacionales y regionales actuales destinados a la construcción de un Estado soberano en Gaza y la Ribera Occidental a través de un tratado de paz israelí-palestino. Siria también ocupó Líbano durante casi 30 años favorecida por un espurio mandato de la Liga Árabe. Su régimen asesinó, secuestró, torturó y envió al exilio a miles de libaneses, Damasco es sospechado del asesinato de decenas de políticos, intelectuales y periodistas del país del cedro. Destruyó y empobreció el otrora democrático y próspero Líbano. Los baasistas armaron y apoyaron varias organizaciones terroristas libanesas y palestinas, Hezbolá, Amal y el Partido Nacional Socialista Sirio (PNSS) entre otros. En coordinación y cooperación con Irán convirtió en cantones (donde funcionan bases de terrorismo regional e internacional) los 13 campos de refugiados palestinos que se encuentran en Líbano, los que controla a través de su mukhabarat (servicio de inteligencia). Aunque en 2005 se vio obligada (por la Resolución 1559 CSONU) a retirar su ejército de ocupación del Líbano, todavía la administración Siria se niega a patrullar sus fronteras y detener el contrabando de armas a Hezbolá y otros grupos terroristas palestinos y a liberar a unos 1100 ciudadanos libaneses secuestrados-detenidos en sus cárceles por más de 25 años.
En otras palabras, los gobernantes de Siria resisten y obstruyen la recuperación de la independencia, la soberanía, la libertad y la democracia del Líbano así como la paz con Israel, la estabilidad democrática en Irak y la creación de un Estado Palestino. El éxito del dialogo que propone el presidente Obama dependerá del realismo estadounidense en abordar un escenario en el que se sabe muy bien quien es quien por los últimos 50 años. Aun así, la administración estadounidense intenta comenzar con buen pie, con apertura y dialogo sincero.
La primera respuesta del régimen sirio a Washington no ha sido más que la reiteración de la manifestación de su ideología, el propio presidente Al-Assad ha declarado que: a) EE.UU. debe retirarse inmediatamente de Irak; b) Siria apoya la carta fundacional del grupo terrorista Hamas a quien reconoce como legítima resistencia palestina y c) cualquiera que intente ir contra Siria generará la implosión del Líbano y el caos en Irak. Según Assad, Beirut sólo dispone de un camino para la paz y esto es a través de un gobierno de unidad nacional, Irán tiene el derecho inalienable a la energía atómica e Irak debe ser liberado. Tales manifestaciones equivalen a un escenario donde él dictador de Damasco pueda hacer y deshacer a su gusto con sus socios iraníes. Una sombría advertencia, pero que al menos tiene el mérito de la claridad. Habrá más.
George Chaya.
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